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viernes, 17 de agosto de 2012

Andalucía entre el liberalismo y el libertarismo. Ortega y Blas Infante: dos imágenes de una cultura y un pueblo. El análisis de Ortega desde la crítica infantiana (3ª parte).


Si la confluencia entre el pensamiento de Infante y el de Ortega era tan señalada en aspectos fundamentales, como el haber incardinado la crisis que se vivía en Europa y en el Estado español como una crisis ética, de pérdida de referentes morales, y la masificación de la sociedad, consecuencia del proceso histórico y la hegemonía del racionalismo; si además compartían la crítica al determinismo de la historia asumiendo la vida y las libertades individuales como realidad desde la que asumir el protagonismo-histórico social, aparentemente es difícil entender por qué estaban tan lejos a la hora de identificar al pueblo y la cultura andaluza.

El liberalismo de Ortega, tal como he sostenido antes, era un liberalismo conservador. Entre otras razones, porque su concepción de la historia y de la sociedad era profundamente aristocratizante, de tal forma que entendía que el curso de la historia y las grandes épocas siempre estuvieron marcadas por la impronta de los grandes hombres, que eran los que realmente decidían el rumbo de los acontecimientos y en la sociedad. A pesar de que las minorías selectas habían hecho dejación de su función en España (y en Europa), aún veía en la burguesía industrial emprendedora el sector social sobre el que podría progresar el país, al menos para aproximarse a lo que se vivía en otros países europeos. Por tanto, cuando analiza la realidad andaluza, necesariamente, lo hace sin dejar de tener en cuenta este prisma filosófico e ideológico.

Blas Infante, por su parte, vivió la pobreza y el caciquismo desde muy pronto, siendo muy joven, en su propia realidad circundante. Cuando se introduce en el pensamiento liberal, lo hace con la preocupación de la situación que viven los jornaleros andaluces. Por ello, cuando conoce el georgismo, verá en esta doctrina una posible salida para aquellas almas que arrastraban su miseria por los pueblos de Andalucía. El propio Infante, en su primera obra, escrita a los 27 años, lo expresa con las siguientes palabras: “Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales…” (Infante, 1915)[i]. Esa visión estará siempre presente en su trayectoria personal, intelectual y política, anticipándole un horizonte emancipatorio al conjunto de su actividad teórica práctica.

domingo, 5 de agosto de 2012

Andalucía entre el liberalismo y el libertarismo. Ortega y Blas Infante: temas de su pensamiento en los que se produce cierta aproximación (2ª parte).



Al encuentro del pensamiento libertario, de la mano del médico anarcosindicalista Pedro Vallina, acudió el andalucista Blas Infante. En sus inicios, se aproximó al estudio de la realidad andaluza desde planteamientos liberal radicalizantes en los que el georgismo (partidarios del economista Henry George) tendría una influencia decisiva, así como del regeneracionista Joaquín Costa y, también, con ascendencia krausista que, probablemente por influencia de Méndez Bejarano, palpita en obras como Ideal Andaluz  (1915) e, incluso, en La dictadura pedagógica. Más tarde, en Fundamentos de Andalucía y en La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía, se mostrará la definitiva ubicación del nacionalismo libertario, quebrantado por su prematura muerte a manos de franquistas tras el golpe de Estado del 36.

Coetáneo en el tiempo[i], desarrolló su actividad filosófica un de los mayores filósofos hispanos: José Ortega y Gasset. Ortega había realizado una admirable superación del racionalismo y del vitalismo nietzscheano, dos de las corrientes filosóficas que en el primer tercio del siglo XX ejercían antagónicamente gran influencia en el continente europeo. Tras unos inicios en que Ortega también se aproximó al socialismo, mantuvo siempre una orientación liberal. Con esa perspectiva liberal, más allá del liberalismo económico, se preocupó por el dinamismo de la sociedad civil, la altura moral de las personas, el papel dirigente de las minorías y el ejercicio de la virtud como tarea para imponerse a la tiranía del hombre-masa. El autor de La rebelión de las masas, que fue un intelectual comprometido, estuvo interesado por casi todos los problemas que le tocó vivir. Resultado de uno de sus viajes a tierras andaluzas, escribió un breve ensayo sobre el hecho andaluz, Teoría de Andalucía (1927).