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domingo, 21 de junio de 2015

Los tuits de humor negro como arma arrojadiza contra el concejal G. Zapata: ¿ignorancia, mala fe, u oculta proximidad con el contenido que se critica?



En sectores alternativos de la cultura durante los 70 y 80 del siglo pasado se leían revistas underground con buenas dosis de humor negro. De entre todas destacaría “El Víbora” (hasta el 2005). Entre sus mordaces historias de humor, prácticamente no había convención, norma, costumbre que no fuera sometida a escarnio. Por supuesto, también lo políticamente correcto e, incluso,  las propias convicciones de quienes asumían la cultura alternativa. A pesar de la ridiculidación generalizada, apenas ninguna de las personas fieles lectoras de las revistas entendía estas historias como apología de actitudes criticables (como sexistas, homofóbicas, violentas…) ni se sentía ofendidas por ellas. ¿Por qué? Porque en el contexto cultural y linguístico propio de la comunidad lectora, se compartían valores y actitudes firmemente asentados desde el cual esa forma de practicar humor no era más que un divertido juego.

Ese tipo de humor negro a mucha gente no le gustaba ni le gusta. Por eso, no todo el mundo accedía a esas revistas. Pero también el uso del humor negro se ha sabido contextualizar en otros ámbitos. Casi nadie con sensibilidad y preocupado por la dignidad del ser humano, se atrevería a utilizar en público formas de humor cuyo contenido descontextualizado pudiera ser hiriente para otras personas. Nadie así se atrevería a contar chistes de contenido racista. Pero eso no quita para que en círculos próximos, donde el sentimiento antirracista está fuertemente asentado (e incluso militante), a veces se hayan contado divertidamente esos chistes.

Un miembro de la comunidad afroamericana, podrá dirigirse a algún amigo también  perteneciente a ella con la expresión “mueve tu negro y apestoso culo”. Sin embargo, que a ninguna persona ajena a dicha comunidad se le ocurra tal atrevimiento. O como hace unos días escuché decir en un determinado pueblo a un vecino: “nuestro pueblo es muy bonito; lo peor lo tenemos quienes vivimos aquí”. Si el contenido de la frase es pronunciado por alguien del pueblo de al lado (con el que existe cierta rivalidad), el altercado estaría cantado.

El contexto donde se producen estas situaciones es fundamental para entender el significado de frases, los chistes, etc. y si son hirientes o no. Dicho contexto es lo que ha estudiado la pragmática lingüística (Austin, Searle….) para una interpretación adecuada de los enunciados que va más allá del mero significado semántico de los términos. Y este aspecto es lo que no deberían desconocer los periodistas y medios que critican al concejal de Madrid, Guillermo Zapata (Ahora Madrid), y del que exigen su dimisión.

Además de la ignorancia, caben también otras hipótesis: la mala fe de quienes actúan a sabiendas; es decir, que falten a la veracidad con tal de obtener réditos políticos para las organizaciones del régimen bipartidista que defienden con ardor. Y aún más. Que ellos mismos y sus medios no estén lejos de compartir el contenido denigratorio con el que interpretan los tuits. ¿Acaso no han dado suficientes pruebas de etnocentrismo, sea cual sea su manifestación (racismo, xenofobia, chovinismo o aporofobia) estos mismos periodistas y sus medios? En este caso, una persona comprometida con el diálogo intercultural (interculturalismo), como el concejal aludido, puede hacer humor negro hasta de sus convicciones entre afines. Ahora bien, ese tipo de humor entre personas que han dado muestra de su etnocentrismo, ellos y quienes comparten pensamiento político  (ya no se podría catalogar como humor negro), entonces sí que tendrían otro significado diferente y humillante para los grupos que aparecen aludidos en los tuits señalados. Tal vez por eso defiendan que tengan ese sentido, porque ese es el que ellos habitualmente le otorgan. Y como saben que un sector de población no se los admite, y en este sector se encuentra el electorado de Podemos y de Ahora Madrid, tratan de restarles apoyos con esa orquestada campaña mediática.



Francisco del Río
Profesor de filosofía