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miércoles, 31 de octubre de 2012

Manifiesto "República y federalismo. Por una solución de izquierdas a la crisis económica y al conflicto político"



República y federalismo. Por una solución de izquierdas a la crisis económica y al conflicto político


El fracaso de la reforma estatutaria promovida por el Tripartito ha puesto en evidencia el agotamiento del sistema autonómico, definitivamente desbordado por la manifestación del 11 de septiembre y sus consecuencias políticas. Se ha abierto nuevamente, de ese modo, el debate en profundidad, sobre la organización territorial del estado que ha adquirido, como minino, una dimensión de etapa constituyente.

Este proceso ha coincidido – no sin causas y consecuencias – con la crisis financiera que el neoliberalismo, actualmente dominante a nivel mundial, ha convertido en depresión económica por su intención de aprovecharla para desarticular el Estado del bienestar y privatizar, al máximo, les instancias de intervención económica y asistencia social. En la encrucijada constituida por estos dos procesos, la formación que hoy gobierna a Cataluña, el nacionalismo catalán, conservador y neoliberal, ha querido encabezar el debate territorial, restringiéndolo a un debate identitario unidimensional, para consolidar su hegemonía, y evitar, al mismo tiempo, la erosión social que le supone su firme adhesión al programa de la depresión.

Con equívocos y ambigüedades – y favorecido por las respuestas del gobierno del Estado, el PP e incluso una parte de la izquierda española- el actual Gobierno de la Generalitat ha puesto sobre la mesa, como si fuera la única opción viable ya , la de la independencia de Cataluña. Lo ha hecho con una maniobra política, hasta ahora con éxito; con un uso partidario del once de setiembre y de los medios de comunicación públicos, de enaltecimiento de la denominada Asamblea Nacional Catalana, que es una proyección suya y de sus apéndices políticos en el campo del nacionalismo. Una maniobra que le ha permitido disimular su propia erosión por a la política de recortes que ha venido practicando y que desde la primavera pasada había ido produciendo una ola creciente de contestación social, como el movimiento del 15-M, las huelgas de trabajadores y estudiantes, las movilizaciones contra los desahucios y tantas otras manifestaciones de indignación y rechazo.

Lo que está en juego el 25 de noviembre no es, en primer término, la independencia, sino el establecimiento de una nueva correlación política, que incluso sustituya como referente a la manifestación del 11 de setiembre. Correlación con la cual Convergència i Unió consiga el espacio de maniobra absoluto que necesita para gestionar la crisis política y económica y garantizar una nueva hegemonía por décadas, como la de la etapa pujolista. También está en juego la aniquilación de la izquierda crítica con las políticas neoliberales, por la vía del su difuminación política o por la vía de la su minimización electoral, o por ambas.

Es una elección para una legislatura, no para un momento de decisión. Por lo tanto es necesario volver a poner, también, en el primer plano del debate la actual crisis económica y las intenciones y consecuencias de la política neoliberal, de la que CiU hasta ahora se había mostrado como mejor intérprete que el propio Partido Popular. Y no sólo plantearlo en términos de denuncia, sino sobre todo en los de alternativa: una respuesta de izquierdas de transformación social y económica, que reivindique sin reticencias las políticas públicas de asistencia y protección social y propugne ir más allá con la propuesta de un nuevo modelo político y social, no capitalista y radicalmente democrático; de superación de la configuración neoliberal de la Unió Europea y de la unión monetaria, hoy por hoy al servicio de los centros de poder económico y sin sistemas de control democrático real sobre la toma de decisiones y la ejecución de les políticas comunes . En esta línea cabe reforzar la presión para la renovación democrática inmediata; que ha de incluir la siempre diferida cuestión de la forma del Estado, abriendo paso a la substitución del régimen monárquico por el republicano, en una decisión libre y específica del pueblo.

En lo que respecta al debate territorial, lo primero que reafirmamos es la defensa de una resolución basada en el reconocimiento y ejercicio del derecho de autodeterminación; por medio de una consulta popular específica en términos de disyuntiva, no del plebiscito de una única propuesta. Entendemos que ni el estado centralista ni la fórmula, unitaria, de las autonomías representa la multinacionalidad que existe en el territorio del estado español. Y también que la independencia, que no ha sido la opción histórica de la izquierda alternativa, tampoco es, además, la solución que traduce, en términos institucionales, esa multinacionalidad, también presente en Cataluña.

Por eso defendemos como alternativa propias la instauración de una reorganización política territorial republicana y federativa, heredera de la tradición emancipadora del federalismo catalán y español, desde la época de Pi i Margall. Esta solución federativa ha de adecuarse a la multinacionalidad, reconociendo y traduciendo política e institucionalmente el acuerdo de unidades soberanas, correspondientes a las diferentes nacionalidades, que se unen en un pacto libre de pueblos libres.