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sábado, 8 de noviembre de 2014

El debate naturaleza-medio y la identidad humana como presupuesto de toda ética y filosofía política.



Artículo publicado en la revista El Búho, revista de la Asociación Andaluza de Filosofía (AAFI)

Resumen:  La relación entre la importancia del medio o de la propia naturaleza biológica del ser humano como explicación de lo que el ser humano es, se vuelve a plantear cada vez que nuevos estudios aportan facetas hasta el momento desconocidas. Los exitosos libros del psicólogo evolutivo S. Pinker han venido a divulgar algunos de los estudios sobre los genes o el cerebro humano alumbrados recientemente, reavivando el viejo debate entre lo natural y lo adquirido. Por otro lado, incomprensiblemente, aún perviven concepciones acerca de la naturaleza humana que tanto las ciencias, como gran parte de los saberes filosóficos y humanísticos, habían dejado de considerar. Pero lo que llama la atención del debate es que apenas se ha tenido en cuenta que lo decisivo en la identidad humana es el resultado de las propias elecciones, las que cada individuo decide y del proyecto en el que incardina su vida. Limitada por las estructuras de cada tiempo histórico y por su circunstancia, la condición humana consistiría en una existencia que se hace a sí misma.

Para leer el artículo, pinchar sobre el enlace:

http://elbuho.aafi.es Francisco del Río


miércoles, 29 de octubre de 2014

Renta Básica y Trabajo Garantizado: un debate moral antes que una propuesta económico-política.



Publicado en Rebelión.org el 28-10-1914

La Renta Básica Universal es el reconocimiento de la igual dignidad de todos los seres humanos, aspecto no incluido en el Trabajo Garantizado.


Recientemente ha cobrado actualidad la propuesta de una Renta Básica Universal (RBU) a propósito de la que se ha presentado como rival y antagónica, como es el Trabajo Garantizado (TG), y que cuenta con partidarios como el economista Eduardo Garzón[1], entre otros. Resumiendo ambas propuestas, podría decirse que mientras que el TG es una actividad laboral remunerada que el Estado tiene que garantizar a cualquier persona desempleada que lo solicite, la RBU es una asignación monetaria que se concede a todo individuo al margen de su situación personal, laboral o económica. La propia Red Renta Básica la define así: “es un ingreso pagado por el estado, como derecho de ciudadanía, a cada miembro de pleno derecho o residente de la sociedad incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma, independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quien conviva.”[2]

Cada una de estas propuestas es consecuencia de unos principios que lo justifican que, pese a ser diferentes, no necesariamente tienen que ser incompatibles entre sí. La implantación del trabajo garantizado (TG) parte de la consideración del trabajo como un derecho que toda persona posee, y es un derecho porque el trabajo, la actividad práctico-productiva, constituye la esencia del ser humano. El principio de justicia que se deduce de esta consideración de lo que el ser humano es, de su esencia, lo expresaría Marx con la frase “de cada cual según sus capacidades, a cada cual según su necesidad.”[3]

miércoles, 22 de octubre de 2014

Plutocracia o aristodemocracia. Tribulaciones de un profesor al explicar en clase el orden moral y la política en Platón.



                                                                               
La puerta giratoria de la clase política (las casta).
                                                                          

En la filosofía de Platón ocupa un lugar central una obra de su madurez en la que está contenido lo fundamental de su pensamiento y la dimensión práctica del mismo: la República. En ella expone Platón todo su filosofía, pero es, sin duda, la justicia el tema que le interesaba en este magno estudio. Por eso, parte de sus textos suelen ser de lectura obligatoria entre el alumnado de bachillerato, así como esta obra en su conjunto lo es para el alumnado de la facultad de Filosofía.

Cuando en estos días andamos explicando la filosofía de Platón, y más en concreto, el orden moral y político que propone como modelo de sociedad, necesariamente tenemos que hablar de la justicia en el Estado. Es bien sabido que para suscitar el interés del alumnado, los profesores/as utilizamos referencias actuales que inciten a la contrastación y al debate. En mi caso, la primeras preguntas que suelo hacer en clase, respecto al tema que comento, es la del porqué tiene que haber Estado y dónde reside la legitimidad del mismo. Y nos introducimos en las propuestas de Platón: el Estado tiene como función promover la virtud y la justicia, tanto individualmente como socialmente, y es una condición necesaria para que los ciudadanos/as puedan conseguirse una vida feliz. 

Tras el debate, ya es imposible sustraerse a la crítica de nuestro presente: el fin moral del Estado no existe y este no es más que un simple aparato de poder al servicio de minoritarios sectores de población, sectores económicos y financieros que, además, intervienen o utilizan la representación política para incrementar sus privilegios. Pero la crítica no se agota en la función del Estado. En la división funcional que Platón establecía para el modelo de sociedad, asignaba a los sabios, condición que se alcanzaba tras un largo proceso educativo, el ejercicio de la dirección de la sociedad. Pero para este grupo social, como para los guardianes, Platón incluye también otras medidas de carácter moral para impedir el egoísmo, el lucro personal y la corrupción que puede acompañar el ejercicio del poder: quedan excluidos de las ventajas económicas (1) que pueden disponer otros grupos sociales, como es el de los productores. El poder social y político de los gobernantes, por tanto, se justifica y adquiere legitimidad en el hecho de ser los más dotados (2) para el ejercicio del mismo.

Entonces, mano alzada, la voz inconformista pregunta cómo es posible que en nuestra sociedad no aparezcan los mejores, cómo es posible que sea la oligarquía, que se esconde tras el eufemismo de los mercados, quien ostente el poder global, cómo es posible el poder político actúe movido por intereses económicos. Es cierto, no son las personas que con esfuerzo han alcanzado la formación adecuada, las que tienen la altura moral y humana para promover la virtud y la justicia, las que hoy nos dirigen, sino una decadente clase política que se mantiene a sí misma en un sistema social que favorece a una minoría privilegiada.

Sí, en efecto, la aristodemocracia, las mejores personas para la dirección de la sociedad y la función pedagógica que les corresponde, como también señalara Blas Infante, las que el propio pueblo reconoce de entre ellas, se encuentran sustituidas por una plutocracia, por un gobierno de los ricos. ¿Hablamos de política? No, estábamos hablando de Platón.



(1) En concreto Platón propone que ni puedan acceder a la propiedad privada ni constituir familia propia.
(2) Los sabios o filósofos.


Francisco del Río
Profesor de Filosofía

domingo, 28 de septiembre de 2014

Propuesta de ponencia política para la asamblea ciudadana de Podemos.



PROPUESTA DE PONENCIA POLÍTICA PARA LA ASAMBLEA CIUDADANA. RESUMEN.


Las tres ideas básicas de nuestra propuesta son:

1.- La crisis es estructural y definitiva, no coyuntural, ni superable desde los mismos mecanismos y valores del sistema vigente: “No es la crisis, es el sistema”. Nuestra opción de cambio estructural, por tanto, no está pillada por los pelos, la ocasión no es fugaz ni precaria.

2.- El cambio que propugnamos exige la unión más amplia posible en el pueblo y en la ciudadanía, lo que exige una actitud política amplia, abierta e inclusiva. Y recuperar la unidad cultural que el conservadurismo ha negado manteniendo separadas las dos tradiciones, la greco-romana y la judeo-cristiana.

3.- En términos políticos institucionales, lo anterior se traduce en una estrategia de empoderamiento del pueblo y la ciudadanía. No ganar las elecciones para aplicar un programa (que sería, claro, de contenido radical), ni para iniciar ahora un proceso constituyente (se dejaría para más adelante), sino ganar las elecciones para establecer un Gobierno provisional, a) de emergencia social (paralización de los desahucios, ayudas a la dependencia, etc.), y b) que elabore una nueva ley electoral y convoque elecciones generales populares, de 6 meses, llevadas a cabo por los colegios electorales (democratizados) y con rendición de cuentas.

¿Cómo es posible el cambio? Esa pregunta equivale a esta otra: ¿Cómo es posible la unidad popular y ciudadana? El movimiento de oposición al sistema pertenece a la historia de las culturas y movimientos de la libertad o por la libertad: Republicanismo greco-latino, movimiento cristiano, Renacimiento, Racionalismo, Ilustración; movimientos democrático, republicano, liberal revolucionario, socialista / comunista / anarquista, feminista, de la noviolencia, mayo-68, hippie, ecologista, indigenista por la dignidad (antiimperialista y anticolonialista), teología de la liberación, altermundista, indignado. (Observad que en el conjunto de  movimientos se neutralizan los errores que hayan podido cometer unos y otros).

Estas son nuestras armas intelectuales y no una ideología determinada. Creemos que solo desde esta historia de la liberación (de la libertad o por la libertad) podemos ver los principios racionales y espirituales idénticos anidando en nuestras dos culturas, la greco-romana y la judeo-cristiana, y, con ello, la unidad de nuestra cultura.

Estrategia. Objetivo: Que el pueblo y la ciudadanía, o su parte más activa, todas aquellas personas que tienen inquietud y tiempo y ahora están fuera del sistema (de partidos), se involucren políticamente durante el tiempo suficiente para que conozcan los problemas y las posibles soluciones.
En esta campaña electoral el protagonismo no estaría en los partidos sino en las asambleas de los colegios electores y en todas las personas y grupos que quisieran participar en  la organización de debates y la rendición de cuentas. Todas las instituciones estarán obligadas a facilitar cuantas aclaraciones y documentos les sean pedidos por los colegios electorales.



Rafael Tejero Ibancos, Escuela de Filosofía 15M Granada. Fue un exportavoz de la Coordinadora 25-S. Miembro del círculo de Granada y de la comisión de contenidos y organización.

miércoles, 11 de junio de 2014

Carta abierta a Podemos. Artículo de la Escuela de Filosofía del 15-M de Granada.



CARTA ABIERTA A PODEMOS.

Parece evidente que los resultados de Podemos se deben a que la mayoría social que apoya al 15-M y los movimientos sociales, en concreto, aquel segmento que lleva diciendo desde el principio que el 15-M debería formar un partido, ha visto esta marca en la candidatura. Es claro que, si hubiese sido una iniciativa de todo el movimiento el resultado habría sido aún más abultado. En la viñeta de El Roto del 30.05.14, una chica con una guitarra que lleva la inscripción “15-M”, dice: “¿os cantamos otra?”. Y en la del día siguiente una persona grita: “¡…y aún nos quedan votos!”.

Como era de esperar, la caverna conservadora (incluido Felipe González) ha desatado una feroz campaña contra Podemos. Incluso está amenazando, de una u otra manera, con una dictadura, como hizo ya Rouco en los funerales de Estado a Suárez, y ahora algunas personas como Sánchez Dragó, cuando precisamente hoy el golpe militar ha sido sustituido por el golpe finaciero. Por otra parte, la demanda política de Podemos, siendo la tercera fuerza política en Madrid y otros zonas es imposible de cubrir con las solas fuerzas de  los actuales componentes. De modo que podría estar cantado el hundimiento de Podemos si se quedase como un partido más del sistema aunque con otra política. Para eso ya está IU. Podemos ha de cubrirse las espaldas con el pueblo y la ciudadanía. Y ello de manera real y efectiva.

lunes, 14 de abril de 2014

Ideas republicanas para la calidad de la democracia: una perspectiva para el actual proceso de empoderamiento ciudadano.


                                                                               


Aunque el republicanismo ha estado presente en muchos momentos de nuestra historia, parecía que desde el siglo XIX estaba siendo arrinconado por otras corrientes filosófico-políticas. Con todo, no puede decirse que, en el debate teórico, el republicanismo hubiese mostrado argumentos menos sólidos o convincentes. No sólo no fue así sino que también desde teorías rivales, como el liberalismo, se han producido aproximaciones al republicanismo, como es el caso del liberalismo igualitario o solidarista representado por J. Rawls. Pero en cualquier caso, será la tradición liberal la que se impondrá durante la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días.

Las ideas republicanas, no obstante, han cobrado en la actualidad un nuevo empuje ante el visible deterioro de las relaciones sociales y la pérdida de credibilidad de las instituciones y las formas democráticas vigentes. El Estado liberal, y el neoliberalismo como ideología, aparecen en las críticas como los responsables de la atomización social y de un individualismo de tipo posesivo que, finalmente, ha caracterizado a la sociedad como un mercado regulado por relaciones económicas que los individuos establecen entre sí persiguiendo su propio interés. Como consecuencia, la utilización de los otros como simples instrumentos o medios para la obtención de los propios fines, ha devenido finalmente en que cada individuo sea considerado como una mercancía más entre otras. Triunfante esa idea acerca de la sociedad y las relaciones sociales, el modelo de democracia mejor adaptado y más consecuente a ella sería aquél en que la capacidad de decisión y el autogobierno de los ciudadanos fuese lo más limitado posible. Para este modelo, heredero de la concepción elitista de la democracia presente en autores como Max Weber o Schumpeter, la soberanía del pueblo se limita en la práctica a un mero procedimiento de selección de los gobernantes en la que los profesionales de la política actúan siguiendo los dictados de los mercados y orientando su acción por la necesidad de preservarse en el poder, cayendo fácilmente en el nepotismo y la corrupción. La extensión de este modelo de democracia en Occidente ha incrementado el distanciamiento de los gobernantes con los representados, especialmente las clases populares, dando lugar finalmente a las movilizaciones contra las instituciones y el sistema a que asistimos en los últimos años (desde el movimiento 15M hasta las recientes marchas por la dignidad del 22M). En sus reclamaciones aparecen la demanda de otras formas democráticas que garanticen la soberanía del pueblo, el autogobierno, el control de la economía y la ruptura con las tiranías ejercidas por los mercados así como unas nuevas relaciones sociales. Precisamente, ideas que han sido centrales en el discurso republicano.

domingo, 30 de marzo de 2014

El movimiento 15-M ante las Marchas por la Dignidad: ¡democracia real ya!


El 15-M ANTE LAS MARCHAS POR LA DIGNIDAD: ¡DEMOCRACIA REAL YA!

Hemos llegado al momento de la acción global o unitaria de los movimientos sociales contra este sistema, o nos estamos acercando a él, el momento tan temido por los jefes policiales y el gobierno, como se puso de manifiesto en Gamonal. “Los antisistema buscan extender el 'efecto Gamonal´” (aunque la  Comisaría provincial de Burgos había dicho por entonces que la extensión de las protestas a otras ciudades españolas se debió, “fundamentalmente a la presencia importante de la Asamblea Gamonal 15-M en las movilizaciones, que ha buscado apoyo a través de su propia estructura ya creada y consolidada en años anteriores”).

Es preciso que el 15-M, en honor a nuestra fama de movimiento reflexivo, expresemos nuestra valoración de las Marchas por la dignidad. Algunas personas no entienden esta necesidad, temiendo que ello perjudique la unidad y eficacia de la acción. Sin embargo, es mejor prevenir que curar, y ello hay que decirlo sobre todo de la política: en vez de callarnos ahora, en una especie de lucha muda, y lamentarse después.  La política, y el 15-M reivindica una auténtica política, no la disfrazada (“lo llaman democracia y no lo es”), es sobre todo transparencia.

viernes, 28 de febrero de 2014

28-F: un día de Andalucía muy lejos de los planteamientos de Blas Infante. Un breve esbozo de su pensamiento.



El 28 de febrero, aniversario del referéndum en que el pueblo andaluz decidió constituirse como comunidad autónoma, es oficialmente el día de Andalucía. Por ese motivo, el Gobierno andaluz y las instituciones oficiales programan una serie de actividades conmemorativas de lo que supuso aquella fecha. Sin embargo, desde diferentes organizaciones sociales andaluzas, se critica la complacencia desde las instituciones respecto a la situación actual. Incluso se reclama que la fecha emblemática para celebrar el día de Andalucía tendría que ser el 4 de diciembre, pues fue en esa fecha de 1977 cuando se alcanzaron las mayores movilizaciones (algunas fueron fuertemente reprimidas, ocasionando la muerte del joven M. García Caparrós en la manifestación de Málaga) para reclamar el reconocimiento de la identidad andaluza. Y lo que se pretende es que el espíritu, los objetivos que entonces se llevaron a la calle, sean los que realmente inspiren la acción para recuperar la identidad cultural del pueblo andaluz y su soberanía política.

La figura del considerado padre de la patria andaluza, Blas Infante, vuelve a emerger con reconocimientos desiguales. Por un lado, las instituciones oficiales parecen mostrar a un Blas Infante que se reconocería con el modelo actual de comunidad. Pero por los sectores más sensibilizados con las históricas demandas del pueblo andaluz, se denuncia la tergiversación de su pensamiento y los objetivos políticos que  Blas Infante persiguió.

¿Cuáles fueron las inquietudes de Blas Infante, qué se proponía para recuperar el estado de postración en que permanecía –y permanece- el pueblo andaluz? En un pasaje de su primera obra, “El ideal Andaluz”, expone lo que le guiará siempre en su quehacer político por el pueblo andaluz: ““Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales…” (Infante, 1915)[i]. Los andaluces, desposeídos a partir del siglo XIII de sus tierras, entraron en la Era Moderna bajo el poder de la nobleza castellana. Desde entonces, los que no fueron expulsados (también con las posteriores de tipo económico), vivieron sumidos en la explotación económica y en la asimilación cultural. Infante sabía que la recuperación de la identidad pasaba por la reapropiación de lo que fueron sus medios de vida. Para que el pueblo andaluz pudiera volver a ser un pueblo, tendría que disponer de la propia capacidad de producir sus medios de vida, y hacerlo con las características con las que siempre lo ha intentado: proyectando su espíritu. Ninguna de las fórmulas políticas en pugna durante el siglo XX satisfacen el ideal del pueblo andaluz, el ideal de libertad, porque ese ideal, presente en la cultura andaluza desde sus orígenes, solo puede conseguirse cuando la libertad individual coincida con la libertad colectiva del pueblo en una sociedad justa orientada hacia el ideal de humanidad.

Infante continúa elaborando su pensamiento filosófico y político en obras como “La dictadura pedagógica”, la inconclusa obra “Fundamentos de Andalucía” o “El complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía”. La libertad tiene que construirse desde abajo, desde el  individuo al municipio, pasando por la comarca y la provincia, hasta alcanzar el autogobierno como pueblo. La propiedad privada puede ser superada por la propiedad de todos, la propiedad comunal; pero el derecho a la posesión, a la generación de riqueza y a los productos del trabajo, estará a disposición de cada cual y al alcance de todos. Todas las familias jornaleras, los auténticos andaluces que fueron desposeídos, por tanto, tienen derecho a la tierra, al trabajo y la posesión de ella.

El ideal presente en el pueblo andaluz es un ideal de libertad incompatible con el capitalismo y el colectivismo socialista. La cultura andaluza es una cultura de raíz libertaria, humanista y vitalista, como sus abolengos griegos, y cuyo genio ha proporcionado brillantes épocas (Tartesos, Bética, Al-Andalus) en la historia. Derrotado y oculto, el ideal andaluz, de libertad y justicia, podrá aparecer y realizarse surgiendo desde cada individuo, construyendo la democracia con la entrega de los mejores hombres y mujeres en la tarea de formar al pueblo en la paz, la libertad y solidaridad para alcanzar un comunismo afectivo, de seres humanos libres y solidarios, es decir el comunismo libertario.

Si de Castilla proviene el señoritismo parasitario enquistado en la estructura social andaluza: el señorito, cacique o terrateniente que oprime y explota al pueblo andaluz; y si el Estado español, su dominio político y centralista, son la causa del empobrecimiento y anulación político-cultural de Andalucía, entonces España es el problema. En consecuencia, el pueblo andaluz, contra el señoritismo y contra el españolismo, tiene que exigir la autodeterminación, constituirse con la capacidad política para ser dueña de sus propios recursos y decidir por sí misma su propio destino. No para construir una Andalucía cerrada en sí (el nacionalismo andaluz es un nacionalismo antinacionalista), sino para el progreso de los pueblos en el ideal de libertad, el ideal de humanidad que, como sucedió en otros períodos de la historia, emergerá desde las propias raíces culturales de Andalucía.

Francisco del Río Sánchez
Profesor de Filosofía



[i] El Ideal Andaluz Ed. Fundación Blas Infante, p.. 80


lunes, 17 de febrero de 2014

Unir a la izquierda o unir a la ciudadanía indignada. Podemos como como revulsivo de la izquierda.




Se aproximan las elecciones al Parlamento Europeo y las fuerzas políticas que se han posicionado contra la aplicación de las políticas neoliberales, que en el Gobierno del Estado han sido PP y PSOE y en las comunidades autónomas CiU y PNV, han protagonizado diversos intentos de aproximación o confluencia que, por ahora, no están fructificando en nada. La búsqueda de esa amplia coalición de izquierdas, abierta a los movimientos ciudadanos organizados, ha tenido en “Suma, la ciudadanía primero” uno de los proyectos que más recorrido han tenido. Pero hay otros intentos aun en marcha, como los protagonizados por la izquierda soberanista o los pretendidos por Equo y Compromís, que por ahora no acaban de fructificar. El caso es que muchos de esos intentos han empezado a titubear en cuanto “Podemos”, la iniciativa lanzada por P.Iglesias y J.C Monedero, con el apoyo de Izquierda Anticapitalista, ha salido a escena.

“Podemos” ha surgido en un momento en el que se encontraba atascada la ansiada confluencia de las fuerzas antineoliberales. Lo cual era algo previsible. En el proceso “Suma…” el motivo no podía ser otro que el reparto de la representatividad o confección de las candidaturas electorales. Era evidente que la fuerza política dominante tenía su hoja de ruta establecida y la apuesta por su candidatura, encabezada por Wily Meyer, decidida. Así, nunca iba a proceder a unas elecciones primarias para la elección de la misma.

Cuando se pretende unir a la izquierda, lo cual solo puede hacerse desde estructuras ya organizadas, pueden utilizarse dos vías: considerando cada militante un voto, independientemente de la fuerza política a la que pertenezcan, dando lugar en ese proceso a una coalición de afiliados de las fuerzas de izquierdas, o una coalición establecida por las direcciones de los partidos, que tendrán que cuantificar su peso y exigir la representación en los órganos de poder y en las candidaturas de modo que sea proporcional al mismo.

La primera de esas propuestas va contra la propia naturaleza de los partidos políticos, estructuradas jerárquicamente y cuyo funcionamiento se regula según el principio del centralismo democrático. Por tanto, salvo que una revolución interna se impusiera en todas la fuerzas de izquierdas, es una propuesta condenada al fracaso. La segunda, que tiene más visos de realidad, pasa por el reconocimiento de fuerzas minoritarias y aceptar el papel que le imponga la fuerza mayoritaria, es decir, IU. Pero aceptar ese diferente peso teniendo en cuenta los últimos resultados electorales, es difícil que puedan aceptarse por quienes consideran que la relación dada desde entonces ha variado, o por quien ni siquiera concurrió a esas elecciones, como CLI-Alternativa Socialista o asociaciones ciudadanas como el FCSM y otras. Tampoco las fuerzas políticas soberanistas querrían verse subsumidas en un proyecto liderado por las fuerzas de ámbito estatal.

En este impasse, Podemos corta el nudo gordiano: lanza el proyecto e invita a participar en condiciones de igualdad al que se sume. Y además, no distingue entre fuerzas políticas y asociaciones o movimientos ciudadanos. Ha sido lanzado desde arriba, cierto, pero con la intención de generar la fuerza que permita remover a la ciudadanía, a los movimientos y organizaciones sociales y políticas para que participen en el proyecto. Lo ha hecho con tanta energía, que no caben dilaciones. O se participa, o se queda fuera del proyecto. No hay más componendas. Y lo novedoso frente a los otros intentos de confluencia (a excepción de Alternativas desde Abajo) es que no es un llamamiento exclusivo a la izquierda real, sino a los de abajo, a la ciudadanía indignada, a la mayoría de la población y, además, es consciente de que los procesos electorales solo son un medio más en la movilización continua hasta que el poder real esté en manos del pueblo.

La centralidad de los objetivos planteado por Podemos ha cambiado: unir a la ciudadanía y conseguir su empoderamiento. Objetivo que es el mismo que inspira a movimientos ciudadanos como el FCSM, lanzado por J. Anguita, y en el que está embarcado desde entonces. Pero también era la aspiración del 15M y lo que en la práctica, hoy, representan las mareas ciudadanas. En todos ellos, en cierta manera, parece estar presente el ideal libertario (que siempre lo ha estado en nuestra cultura) de empoderamiento al margen de las estructuras partidarias. En ese proceso, las fuerzas políticas tendrían un papel subordinado a las iniciativas y a las estrategias que se fueran gestando desde la ciudadanía organizada.

Sin embargo, el órdago lanzado por Podemos acelera todos los procesos en marcha y abre la posibilidad de la participación electoral en las próximas convocatorias, empezando por las europeas. Un buen número de personas ligadas a los movimientos ciudadanos asisten a las presentaciones públicas y empiezan a participar en los círculos de apoyo. La expectación levantada es tal que, en el actual momento, las fuerzas soberanistas (gallegas, catalanas, vasca, andaluzas), Equo y Compromís, están obligadas a definirse en próximas semanas. Pero si no aceptan participar en el proyecto de Podemos, corren el riesgo de reducir su presencia (también en su propio territorio) o convertirse en fuerzas marginales.

Izquierda Unida puede ver amenazada su hegemonía entre la izquierda real (y sus aspiraciones al 15 %) si no acepta la invitación cursada por los portavoces actuales de Podemos y decide competir concurriendo en solitario. Aunque la centralidad del discurso entre Podemos e IU es diferente, y los objetivos, una vez pasadas las elecciones europeas, también pueden serlo (mayoría para gobernar en el caso de Podemos, o ser determinantes para forzar pactos con otros partidos repitiendo la experiencia andaluza en el caso de IU) los planteamientos programáticos (aún por definir en Podemos, pero anunciadas sus líneas generales) no parecen distar mucho el uno del otro. Donde aparecen las resistencias por parte de IU es en aceptar las primarias para elegir al candidato y, en el futuro –si la militancia no lo impide-, a coparticipar desde abajo en condiciones de igualdad en la formación del nuevo referente político. Hasta ahora lo único que IU ha manifestado es su disposición a ampliar la coalición integrando a otras fuerzas políticas y a la incorporación de militantes de las asociaciones movimientos ciudadanos. Esa cerrada posición de IU frustraría la posibilidad de generar una mayoría suficiente para conseguir la gobernanza política.

Cierto es que la precipitación de Podemos en lanzar el proyecto no facilita el acuerdo con IU ni que la ciudadanía indignada, a través de movimientos y asociaciones, haya podido involucrarse activamente desde el primer momento. Pero una vez pasadas las elecciones europeas, tal vez pueda reorientarse el objetivo de unir a la ciudadanía en un proceso desde abajo, asambleario y democrático que, sin exclusiones, permita que la mayoría social sea también mayoría política. Una mayoría para conseguir la apertura de un proceso constituyente, una democracia participativa y directa y un modelo de sociedad en el que la economía se ponga al servicio del ser humano.


Francisco del Río
Profesor de Filosofía


domingo, 2 de febrero de 2014

Si la identidad humana no permite hablar de una naturaleza común, ni de una página en blanco o del fantasma de la máquina, las construcciones éticas y filosófico-políticas no pueden sustentarse en ninguno de esos supuestos. Una conclusión.




Negada la existencia de una naturaleza humana común de la que participaría cada ser humano, y con ello -como vengo exponiendo hasta ahora- me refiero a una naturaleza que fuese más allá de los fundamentos biológicos o del genoma compartido, hoy no puede aceptarse ninguna construcción teórica, ética o política, acerca de lo que el ser humano debe ser o de los ideales que pueden inspirar su vida y la sociedad que sea resultado de alguna de estas recurrentes teorías acerca de la naturaleza humana. No puede ser posible la defensa de un modelo de sociedad y de Estado sobre la base de unos individuos egoístas (el liberalismo), malos (Maquiavelo), sometidos a leyes morales inmutables (el escolasticismo y el catolicismo), buenos (Rousseau y algunos anarquismos). Tampoco como si el ser humano fuese guiado por un alma, el fantasma de la máquina, el alma racional que puede dirigir y organizar según sus criterios la vida humana y la sociedad (Descartes y el racionalismo), ni es la página en blanco de algunos empiristas, de cierta psicología (el conductismo y otras) y corrientes pedagógicas. Por otra parte, los márgenes de decisión y de libertad, aunque fuertemente condicionados por la propia constitución psico-biológica y las estructuras sociales y simbólicas  –como antes he señalado-, no permiten que pueda aceptarse ningún tipo de determinismos natural, social o histórico[i] como explicación del ser humano y que sean la base de una propuesta de futuro de la humanidad.

miércoles, 1 de enero de 2014

La identidad personal: una historia inacabada desde la libertad que caracteriza una existencia condicionada. (3ª parte)


Lo que el ser humano es. El debate naturaleza-medio y los presupuestos de toda ética y filosofía política (III).



La identidad personal: una historia inacabada desde la libertad que caracteriza una  existencia condicionada.


                                                                      
Sartre y Foucault en una manifestación durante los años 60

A pesar de la importancia de los avances científicos en la comprensión de determinados rasgos conductuales, nada de ello afecta a lo que puede decirse acerca de la identidad humana, aventurar nada de lo que el ser humano es y qué es lo que debería ser. Podemos  decir, por ejemplo, que aunque los impulsos agresivos estén genéticamente marcados en un individuo determinado, este siempre dispondrá del suficiente margen de libertad para controlarlos y canalizar esa energía hacia diferentes cursos de acción u objetivos. La elección y decisión será responsabilidad suya. Eso es lo relevante.

Respecto a la extendida tesis de un supuesto egoísmo presente en la naturaleza de cada ser humano, hay que tener en cuenta que las neurociencias también han corroborado que el cerebro es social, que el individuo se hace con los otros; con lo que,  insospechadamente, la idea del apoyo mutuo como constitutivo del ser humano, planteado desde la Antigüedad (y en Rousseau o Marx, aunque desde planteamientos diferentes entre ambos) también explicaría la relación entre las condiciones estructurales en las que se forja la vida humana, sus necesidades, y aquellas que surgen en cada momento histórico y en cada circunstancia particular. Precisamente, en este sentido, sí que podemos hablar de unas estructuras similares para lo que cada persona en concreto decida ser; unos rasgos universales y formales que permiten la identificación de la humanidad y el reconocimiento del proyecto de cada  individuo y cada cultura: la libertad, la sociabilidad, la indigencia de la existencia. Es la estructura antropológica de lo que J.P. Sartre llama la condición humana.