Si un partido se propone dar fin al régimen del 78, el modelo socio-político y económico surgido de la transición, es normal que reciba la hostilidad de las fuerzas políticas y poderes que apoyaron dicho régimen. Por tanto, la envestida mediática y política contra Podemos era previsible. En un enfrentamiento enormemente desigual para Podemos, con escasos recursos y contando con apoyos solo en medios digitales, incluso abandonado de algunos programas televisivos que le habían dado un tratamiento favorable, podía entreverse una pérdida de simpatías por parte de sectores de población de menor cultura política y capacidad crítica, como parece estar sucediendo.
Lo que no era tan previsible es que las fuerzas de la izquierda que parecían cuestionar el régimen del 78 –o al menos, algunos sectores de las mismas-, se lanzaran también en esa campaña para desgastar a Podemos. Me estoy refiriendo a miembros de IU, de las fuerzas integradas en la coalición, y personas cercanas a ella. Ello se está produciendo de forma pública y notoria desde que las encuestas empiezan a señalar un descenso en la intención de voto a Podemos, como sucede también con la propia IU. La consigna mil veces repetida y dirigida hacia Podemos es que tiene que cambiar de estrategia y confluir en una coalición. Veamos el sentido de estas propuestas:
1.- Confluencia
Los llamamientos hacia una confluencia, hacia la formación de una coalición tipo Syriza que integrara a todas las fuerzas de izquierda, en rigor, IU y Podemos, a la que habría que sumar Equo, se justificaría por el aumento de la fuerza y el atractivo electoral. Pero no se realiza ningún análisis o explicación que pueda corroborar tal cosa. Es más, hoy Podemos es la única marca que está en condiciones y tiene la fuerza suficiente para intentar ganar unas elecciones. IU está en declive y su discurso político, extraño a los planteamientos de Podemos, es más una rémora que restaría apoyos al proyecto de Podemos. IU aúna unas prácticas políticas, fruto de sus experiencias en gobiernos autonómicos, de colaboración con el PSOE y enquistamiento institucional a la vez que una identificación con idearios de muy escasa aceptación entre la población. Que IU sea percibido como una fuerza política que aspira a mantener al PSOE y que algunos de sus dirigentes puedan ser acusados de casta, es consecuencia de la línea política de la coalición. Para Podemos sería un lastre tener a estos compañeros de viaje.
Por otro lado, gran parte de los miembros de IU saben que la única posibilidad de sobrevivir y tener cierta presencia institucional es concurriendo electoralmente junto a Podemos (siempre y cuando obtengan una buena cuota dentro de esa coalición). Sobre la base de ese escenario, resulta incomprensible que traten de desgastar a Podemos con el aumento de sus críticas. Más sentido tienen las de aquellos dirigentes (especialmente de IU Madrid, pero también presentes en toda la organización) empeñados en mantener a IU como fuerza autónoma y que, por tanto, quieren competir con Podemos en el mismo caladero de votos. Pero aplicar la condición de adversario político a quien teóricamente no lo es también jugará en contra de sus expectativas.
II.- Carencia de ideología
Este concepto no puede utilizarse alegremente como tan a menudo se hace por sus variados significados, no siempre posibles de discernir contextual y pragmáticamente. Algunos pretenden utilizarlo como sinónimo de referente teórico-político. Así, la identificación derechas, izquierdas, liberal, republicano, marxista, etc. y las familias a las que han dado lugar estas tradiciones, serían la “ideología”. Pues en ese sentido, dado lo contradictorio de sus interpretaciones y errática puesta en práctica, lo más sensato es la carencia de ella.