Dimensiones enfrentadas en el ejercicio de la libertad (II):
Referirnos al ser
humano como una subjetividad libre sin asumir las condiciones materiales de
existencia, los movimientos históricos de poder y saber y la trama de
relaciones de dominio en las que el ser humano se desenvuelve, nos daría una
visión idealista y errónea de lo que constituye la condición humana. La
situación y las circunstancias en las que se desarrolla la vida individual y
social han alcanzado tal grado de complejidad estructural que no podemos sino hablar
de subjetividad devaluada o microsubjetividad.
Aun a pesar de
ello, ser una subjetividad devaluada no impide el hecho sustancial de la
libertad como estructura que identifica al ser humano y que, a diferencia del
resto de seres, lo convierte en sujeto de posibilidades. Y es la libertad como
autodeterminación, como capacidad de elegir y justificar lo elegido, la que
confiere dignidad al ser humano. En consecuencia, la carencia o limitación de
la capacidad para decidir por sí, de autodeterminación, supone la pérdida de
dignidad. Esto es lo que sucede cuando las decisiones y el proyecto de vida están en
manos de otros, cuando el ser humano es considerado como instrumento o medio
por otros que se proponen alcanzar sus propios fines utilizándolo. Por tanto,
establecer las condiciones en que es posible la libertad como autodeterminación
es, a la vez, afirmar la dignidad humana[1]
Por ello, la aceptación teórica y normativa de las
dimensiones del significado y ejercicio real de la libertad han sido el eje
sobre el que las aspiraciones humanas han entrado en pugna en la historia de
nuestra cultura occidental: tanto las diferentes maneras con las que se ha
pretendido interpretar, dependiendo de las épocas y los intereses, como ha
podido ser ostentada según la proximidad al poder y ha sido socialmente
distribuida para diferentes sectores de población, para unos individuos u
otros, ni las propuestas regulativas de la libertad han sido asumidas de
la misma manera ni los márgenes efectivos de elección han sido los mismos para
todos.