En sectores alternativos de la
cultura durante los 70 y 80 del siglo pasado se leían revistas underground con
buenas dosis de humor negro. De entre
todas destacaría “El Víbora” (hasta el 2005). Entre sus mordaces historias de
humor, prácticamente no había convención, norma, costumbre que no fuera sometida
a escarnio. Por supuesto, también lo políticamente correcto e, incluso, las propias convicciones de quienes asumían
la cultura alternativa. A pesar de la ridiculidación generalizada, apenas ninguna de las personas fieles lectoras de las revistas entendía estas
historias como apología de actitudes criticables (como sexistas, homofóbicas,
violentas…) ni se sentía ofendidas por ellas. ¿Por qué? Porque en el contexto cultural y linguístico propio de la
comunidad lectora, se compartían valores y actitudes firmemente asentados desde
el cual esa forma de practicar humor no era más que un divertido juego.
Ese tipo de humor negro a mucha
gente no le gustaba ni le gusta. Por eso, no todo el mundo accedía a esas
revistas. Pero también el uso del humor negro se ha sabido contextualizar en
otros ámbitos. Casi nadie con sensibilidad y preocupado por la dignidad del ser
humano, se atrevería a utilizar en
público formas de humor cuyo contenido descontextualizado pudiera ser hiriente
para otras personas. Nadie así se atrevería a contar chistes de contenido
racista. Pero eso no quita para que en círculos próximos, donde el sentimiento
antirracista está fuertemente asentado (e incluso militante), a veces se hayan
contado divertidamente esos chistes.
Un miembro de la comunidad
afroamericana, podrá dirigirse a algún amigo también perteneciente a ella con la expresión “mueve
tu negro y apestoso culo”. Sin embargo, que a ninguna persona ajena a dicha
comunidad se le ocurra tal atrevimiento. O como hace unos días escuché decir en
un determinado pueblo a un vecino: “nuestro pueblo es muy bonito; lo peor lo
tenemos quienes vivimos aquí”. Si el contenido de la frase es pronunciado por alguien
del pueblo de al lado (con el que existe cierta rivalidad), el altercado
estaría cantado.
El contexto donde se producen
estas situaciones es fundamental para entender el significado de frases, los
chistes, etc. y si son hirientes o no. Dicho contexto es lo que ha estudiado la
pragmática lingüística (Austin, Searle….) para una interpretación adecuada de
los enunciados que va más allá del mero significado semántico de los términos.
Y este aspecto es lo que no deberían desconocer los periodistas y medios que
critican al concejal de Madrid, Guillermo Zapata (Ahora Madrid), y del que
exigen su dimisión.
Además de la ignorancia, caben
también otras hipótesis: la mala fe de quienes actúan a sabiendas; es decir,
que falten a la veracidad con tal de obtener réditos políticos para las
organizaciones del régimen bipartidista que defienden con ardor. Y aún más. Que
ellos mismos y sus medios no estén lejos de compartir el contenido denigratorio
con el que interpretan los tuits. ¿Acaso no han dado suficientes pruebas de
etnocentrismo, sea cual sea su manifestación (racismo, xenofobia, chovinismo o
aporofobia) estos mismos periodistas y sus medios? En este caso, una persona
comprometida con el diálogo intercultural (interculturalismo), como el concejal
aludido, puede hacer humor negro hasta de sus convicciones entre afines. Ahora
bien, ese tipo de humor entre personas que han dado muestra de su etnocentrismo,
ellos y quienes comparten pensamiento político (ya no se podría catalogar como humor negro),
entonces sí que tendrían otro significado diferente y humillante para los
grupos que aparecen aludidos en los tuits señalados. Tal vez por eso defiendan
que tengan ese sentido, porque ese es el que ellos habitualmente le otorgan. Y
como saben que un sector de población no se los admite, y en este sector se
encuentra el electorado de Podemos y de Ahora Madrid, tratan de restarles
apoyos con esa orquestada campaña mediática.
Seguro que los padres de las niñas de Alcasser se reían a mandíbula batiente con las divertidas ocurrencias de Zapata. ¿Ah, que no se rieron? Sin duda es porque son unos etnocentristas reaccionarios.
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