El sistema elegido por la
dirección de Podemos para elegir los miembros de las candidaturas al Congreso
ha recibido algunas críticas desde corrientes internas de la propia
organización y, también, de fuerzas políticas o personas que reclaman la unidad
con Podemos. Estas críticas fundamentalmente han cuestionado las denominadas
listas “plancha” y la elección de los candidatos/as sin discriminar por circunscripciones
electorales provinciales o de comunidad autónoma.
Entre los diferentes
procedimientos para la elección de candidatos/as puede optarse por votar
personas o listas (que pueden ser abiertas o cerradas), sistemas mayoritarios o
proporcionales, utilizar como ámbitos de elección la provincia, la comunidad
autónoma o el Estado, etc. A cada sistema se le pueden presentar objeciones
diferentes acerca de cuál de ellos representa mejor la voluntad de los
participantes en la votación. Pero lo que ha sucedido en las recientes
elecciones primarias de Podemos es un desprecio a la capacidad de los
participantes en la votación para decidir quiénes deben de representarlos, un desprecio
implícito en quienes han criticado el procedimiento utilizado.
La dirección de Podemos decidió que se voten personas, no candidaturas. Ciertamente no se sabe por qué
circunscripción irá cada uno los candidatos más votados, pero este aspecto parece
irrelevante toda vez que lo que se plantea es alcanzar una mayoría para desarrollar
un programa de gobierno estatal y se supone que los representantes actuarán
con fidelidad al programa y a las decisiones de los representados. Un problema
aparentemente más importante sería la elección de candidatos ajenos a un territorio
del Estado cuya identidad cultural y política tratan de defender los inscritos en ese territorio, fundamentalmente podría suceder así porque es
mayoritario el número de votantes de otros territorios. Pero como ha sucedido
en Andalucía, los votantes han podido
elegir a representantes que defiendan dicha identidad y que figuraban en diferentes listas. Además, como medida
correctora, el reglamento de elección de candidatos tenía previsto el reparto
por las comunidades de procedencia.
Se sigue insistiendo en que las
listas “plancha” desvirtúan la pulcritud democrática del procedimiento. Suponen
que el o la votante de Podemos no es capaz de discernir entre los candidatos/as
que aparecen en las diferentes listas, que no es capaz de confeccionar de entre
todos/as los candidatos/as de cada una de las listas sus propios candidatos,
que en caso de desconocimiento acerca de candidatos/as, a la vista de las
diferencias de criterios en el seno de Podemos –como en cualquier otra fuerza
política-, no podrá guiarse por quien avala dicha lista. En definitiva, una
puesta en cuestión intolerable de la autonomía, formación política y capacidad de decisión de las
personas que han participado en el proceso. Las críticas, por tanto, han sido sustancialmente una ofensa a las casi 60.000 personas que han
participado en el proceso de primarias.