La crítica a la noción liberal de libertad de Philip Pettit
Philip Pettit, al igual que
Skinner, identifica como similares los criterios de Constant y Berlin, tanto en
lo que respecta a la libertad negativa como a la libertad positiva. Libertad
negativa sería aquella en la que el
individuo se encuentra libre de interferencias de otros para perseguir
actividades que, inserto en una cultura apropiada, es capaz de alcanzar sin la
ayuda de otros, mientras que la libertad positiva (de los antiguos, en
Constant), la define como participación
en la autodeterminación colectiva de la comunidad[i].
El liberalismo se ha ‘preocupado por la libertad negativa; constituyendo una
doctrina según la cual el Estado debería adoptar la forma que permita que la
libertad negativa sea respetada o realizada al máximo dentro de la sociedad.
A Pettit le parece objetable la forma en que
el liberalismo entiende la libertad, fundamentalmente, por dos cuestiones. En
primer lugar, porque si un liberal se preocupa por la libertad como no
interferencia, verá la ley en sí misma como una forma de invasión de la
libertad, y que esta solo podrá estar justificada por las agresiones que
previene o para inhibir otras interferencias. Para el liberalismo, por tanto,
la ley es contemplada como una invasión de la libertad.
Pero Pettit añade una segunda
cuestión. Una persona sometida a esclavitud pudiera no sufrir interferencia de
su amo, pero no con eso ese sujeto goza de libertad. En general, la no
interferencia no evita que se pueda estar sometido a la voluntad arbitraria de
otro, o vivir a merced de otro. Por otro lado, la no interferencia tampoco da
cuenta de determinadas obligaciones, como pagar impuestos al Estado sin que los
inspectores interfieran a voluntad..
El problema del liberalismo es
que ha retomado la formulación de Hobbes de la libertad negativa, como no
interferencia y no coerción de la ley, olvidando aspectos sustanciales
presentes tanto en Roma como en el propio Maquiavelo. En Roma, donde Pettit
sitúa el inicio del enfoque republicano, se trataba de preservar al ciudadano
de la esclavitud o la dominación, no contra la no interferencia. Y Maquiavelo
también planteaba la oposición entre libertad y servidumbre, considerando la sujeción a la tiranía y a la colonización
como formas de esclavitud. Y según Pettit, esto ha sido una constante en la
tradición republicana, considerando como el gran mal la exposición a la voluntad
arbitraria de otro, o vivir a merced de otro[ii].
Respecto a la ley, lejos de ser
considerada una interferencia, son las leyes quienes crean la libertad de la que disfrutan los ciudadanos. Así,
en Roma, ciudadano es aquel que goza de la protección jurídica otorgada por las
leyes y las instituciones, por lo que el aspecto básico de la civitas es el
Estado de derecho. Esta visión republicana, según la cual las leyes crean la
libertad del pueblo, tiene sentido si se considera la libertad como no
dominación; es decir, si la leyes pueden proteger al pueblo de la dominación
sin que introduzcan ninguna nueva fuerza dominante. En el republicanismo,
ciudadanía y libertad serían equivalente, y el reto según Pettit, sería mostrar
hasta qué punto las instituciones del mundo real pueden materializar los
ideales de democracia y libertad convirtiéndolos en rasgos de la vida social.
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