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sábado, 16 de septiembre de 2017

La crítica a la noción liberal de libertad desde el pensamiento republicano actual (III).


La crítica a la noción liberal de libertad de Philip Pettit



Philip Pettit, al igual que Skinner, identifica como similares los criterios de Constant y Berlin, tanto en lo que respecta a la libertad negativa como a la libertad positiva. Libertad negativa sería aquella en la que el individuo se encuentra libre de interferencias de otros para perseguir actividades que, inserto en una cultura apropiada, es capaz de alcanzar sin la ayuda de otros, mientras que la libertad positiva (de los antiguos, en Constant), la define como participación en la autodeterminación colectiva de la comunidad[i]. El liberalismo se ha ‘preocupado por la libertad negativa; constituyendo una doctrina según la cual el Estado debería adoptar la forma que permita que la libertad negativa sea respetada o realizada al máximo dentro de la sociedad.

A Pettit le parece objetable la forma en que el liberalismo entiende la libertad, fundamentalmente, por dos cuestiones. En primer lugar, porque si un liberal se preocupa por la libertad como no interferencia, verá la ley en sí misma como una forma de invasión de la libertad, y que esta solo podrá estar justificada por las agresiones que previene o para inhibir otras interferencias. Para el liberalismo, por tanto, la ley es contemplada como una invasión de la libertad.

Pero Pettit añade una segunda cuestión. Una persona sometida a esclavitud pudiera no sufrir interferencia de su amo, pero no con eso ese sujeto goza de libertad. En general, la no interferencia no evita que se pueda estar sometido a la voluntad arbitraria de otro, o vivir a merced de otro. Por otro lado, la no interferencia tampoco da cuenta de determinadas obligaciones, como pagar impuestos al Estado sin que los inspectores interfieran a voluntad..

El problema del liberalismo es que ha retomado la formulación de Hobbes de la libertad negativa, como no interferencia y no coerción de la ley, olvidando aspectos sustanciales presentes tanto en Roma como en el propio Maquiavelo. En Roma, donde Pettit sitúa el inicio del enfoque republicano, se trataba de preservar al ciudadano de la esclavitud o la dominación, no contra la no interferencia. Y Maquiavelo también planteaba la oposición entre libertad y servidumbre, considerando la sujeción a la tiranía y a la colonización como formas de esclavitud. Y según Pettit, esto ha sido una constante en la tradición republicana, considerando como el gran mal  la exposición a la voluntad arbitraria de otro, o vivir a merced de otro[ii].

Respecto a la ley, lejos de ser considerada una interferencia, son las leyes quienes crean la libertad de la que disfrutan los ciudadanos. Así, en Roma, ciudadano es aquel que goza de la protección jurídica otorgada por las leyes y las instituciones, por lo que el aspecto básico de la civitas es el Estado de derecho. Esta visión republicana, según la cual las leyes crean la libertad del pueblo, tiene sentido si se considera la libertad como no dominación; es decir, si la leyes pueden proteger al pueblo de la dominación sin que introduzcan ninguna nueva fuerza dominante. En el republicanismo, ciudadanía y libertad serían equivalente, y el reto según Pettit, sería mostrar hasta qué punto las instituciones del mundo real pueden materializar los ideales de democracia y libertad convirtiéndolos en rasgos de la vida social.





[i] Liberalismo y republicanismo. En Nuevas ideas republicanas. Op. cit
[ii] Liberalismo y republicanismo. En Nuevas ideas republicanas. Op. cit


Francisco del Río Sánchez
Profesor de Filosofía

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