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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Andalucía entre el liberalismo y el libertarismo. Ortega y Blas Infante: dos imágenes de una cultura y un pueblo a la luz de la propuesta infantiana (4ª parte).


La incapacidad de Ortega para una correcta aprehensión de la fluencia que palpita en el alma andaluza, producto de la imagen liberal y elitista desde la que derrama sus consideraciones, contrasta con la imagen libertaria que posee Blas Infante sobre la cultura andaluza. Decía al principio que el libertarismo, compartiendo con el liberalismo la defensa de la libertad y autonomía del individuo, no se detuvo en la abstracción de una sociedad de individuos libres que establecen relaciones voluntarias entre sí, sino que analizó cómo se producen en la realidad histórica y concreta esas relaciones sociales y las estructuras que han generado debilitando y anulando la capacidad subjetiva de los individuos. La propuesta libertaria no se queda en un reconocimiento formal por el Estado de esas libertades, sino que trata de que el individuo pueda ejercerlas en la práctica, superando las relaciones de poder y el Estado que actúa como garante de ellas. El propio Infante expresa esa preocupación: “ocupémonos de la estructura política y social de Andalucía, a la cual aspira el liberalismo".[i] Liberalismo que en Infante había evolucionado hacia el individualismo libertario.[ii]


La evolución de Infante hacia el libertarismo es la consecuencia de vivir y sentir como andaluz. Porque para él ese es el individualismo que siente el andaluz. Como se decía anteriormente, para Infante, Europa es el individuo para la masa, y España no era más que un instrumento de Europa. Sin embargo, sigue nuestro pensador, Andalucía es el individuo para la Humanidad, un “individualismo libertario que siente el comunismo humano, evolutivo, único comunismo indestructivo por ser natural, el que añoraron todos los taumaturgos; aquel que tiene un alma en la aspiración, que cada individuo llegue en sí a intensificar, de crear por sí, pero no para sí, sino para dárselo a los demás.”[iii] Ese individualismo que brota desde el alma andaluza se encontraba ya presente en la cultura tartésico-andaluza, “un pueblo individualista al que repugnara la acción absorbente del Estado.”[iv]

En Infante, el individualismo va estrechamente ligado al concepto radical de libertad que el pensador andaluz sostiene. Una libertad que es, además de autonomía para poder decidir, poder decidir igualitariamente con los demás individuos sobre la vida de la comunidad, sobre las aspiraciones del pueblo. Esa idea de libertad excluye todo tipo de dictadura, burguesa o proletaria, como también se opone a la explotación de los trabajadores.[v] En la utopía infantiana es una idea que tiene que surgir como principio moral desde la conciencia del individuo,[vi] un antídoto de tal fuerza que el bienestar económico no pueda funcionar de estímulo de las tendencias humanas que provocan situaciones de explotación económica o exclusión social. El humanismo libertario se despliega entonces en un comunismo afectivo, aspiración que expresa el ideal andaluz.

Para Infante, precisamente, la libertad es el estado natural del ser humano; libertad que, sin embargo, fue requisada al expropiado pueblo andaluz, pero que aún se vive como aspiración. Piensa Infante que Andalucía puede alcanzar ese estado de libertad e irradiarlo hacia otras culturas, no para sí, sino por los demás, porque la cultura andaluza lleva en sí el germen del universal humano, que está en el genio-fluencia-estilo andaluz que como un río subterráneo reaparece a pesar de los intentos de asimilación que en la historia de Andalucía se han producido. La libertad es condición necesaria para el despliegue de las fuerzas que permiten el progreso para la perfección y felicidad humana: es un ideal que supera las barreras nacionales porque el ideal andaluz es un ideal universalista, el de la dignidad de cada ser humano, el de la humanidad. Los estados y las naciones no son más que un instrumento que, en el caso andaluz, en su situación, se revelan necesarios para romper el asimilismo de la cultura europeo-castellana.

El recorrido infantiano, que empieza por la aspiración individual a la libertad, continúa por la acción  consciente para que el pueblo andaluz y su cultura sean libres, configurando de manera autónoma, libre y solidaria la vida colectiva, supondrá el impulso para que  Andalucía, su genio o estilo, brille en el conjunto de las naciones como una cultura profundamente humana y universal. Un universalismo humano que no debe confundirse con el universalismo político que niega las “distinciones individuales”, que sería “matar a los individuos”. De la misma manera, las culturas y los pueblos, que son distintos y complementarios porque su “ley de vida es la libertad y la convergencia”,  tienen que constituirse en una federación de pueblos, una garantía de “la superioridad del hombre sobre el Estado, que se hizo, no para someterle, sino para servirle” y que facilite la convivencia ante los conflictos que se producen por los diferentes intereses que personifican los Estados. “Y ninguna garantía mejor que la estructura sobreestatal que el alma inter-cultural está elaborando sobre el mundo.”[vii] Una aspiración como la que Infante invocaba respecto a la Liga de los Derechos del Hombre, en el sentido de organismo supraestatal que obligase a los Estados al cumplimiento de los derechos y libertades individuales.

En el análisis y proyecto de Infante, están confluyendo, por un lado, el modelo de sociedad que él propone, su utopía, que respondería al mayor grado evolutivo que puede esperarse de la humanidad, que en definitiva es “alcanzar la verdadera felicidad del ser, o lo que es igual, el progreso de la vida hacia su destino”[viii], y, por otro, el efluente cultural andaluz que a pesar de las dificultades, siempre emerge apuntando hacia el fin, hacia la realización del ideal. Para que el progreso hacia el ideal continúe hasta la convergencia, superando los obstáculos que puedan impedir el avance de la vida y de la sociedad hacia la utopía, Infante propone que los mejores, la aristo-democracia, asuman la tarea pedagógica que forje al  individuo autónomo, “base indeclinable de la creación y de la autonomía de los pueblos”[ix] y genere la conciencia social necesaria para lograr ese fin.[x] Este tránsito tiene que vivirse desde la comunidad local (municipal) hasta la andaluza, construyendo una sociedad basada en la solidaridad, en la producción y distribución igualitaria de bienes, o lo que Infante denomina comunismo económico que, para que sea integral, a su vez, tiene que ser un comunismo libertario o comunismo afectivo.[xi]

¿En qué consiste esa efluencia andaluza, el genio que, a pesar y también con las influencias ejercidas por otros estilos culturales, reaparece una y otra vez conformando el peculiar estilo andaluz? Blas Infante realiza el análisis de la historia cultural andaluza remontándose hasta la época de la cultura tartesia e, incluso, a la cultura eneolítica, prosigue con la Bética y Al-Ándalus hasta el dominio feudal-castellano. Entonces, el pueblo andaluz, el pueblo descendiente de los moriscos expropiado de sus tierras y desarraigado materialmente de lo que fue su tradicional modo de vida, continúa expresándose en la rebeldía contenida de manifestaciones culturales como su cante y otros rasgos propios del andaluz. Aún así, ya en el siglo XIX, iniciará los primeros movimientos políticos para reclamar libertad. En el Ideal Andaluz y después en la inconclusa obra Fundamentos de Andalucía, Infante describe las constantes que configuran el alma andaluza: “Andalucía es un pueblo amante de la vida.” En el fondo del genio andaluz, Blas Infante descubre el “orgullo de vivir”, ese ser un pueblo amante de la vida, “hermosamente pagano” que es “herencia de griegos y de ancestrales de griegos”, porque “griegos son sus abolengos espirituales”; y, sobre todo, “don permanente de su cielo y de su luz”, el mismo de la “cuna de la Civilización y patria del Arte”. Voluntad de vivir que a pesar de los avatares de la historia, de las situaciones de tiranía y miseria, afirma la “gloria de la vida, que quiere poner, en la vida, con la Belleza y el Poder, la alegría de una gloria.”[xii] Perseguido, ”casi muerto, el genio de Andalucía tiene aún elocuentes manifestaciones en los cantos de las liturgias, en las fiestas, en las costumbres, en el arte de sus hijos, hasta en el andar del pueblo.

Entre las revelaciones positivas del genio andaluz, Infante también reconoce como tales el típico humorismo andaluz y la particular forma de entender el ocio. Respecto al tópico que se ha reproducido acerca de la psicología andaluza, el de un humorismo superficial, Infante aclara que si se descubre el fondo del humorismo festivo, se comprenderá que es una manifestación del sentimiento de la alegría de vivir, una de las características del genio andaluz, de la visión estoicista de la existencia, para la que sería irrisorio todo aquello que pretendiera oponerse al triunfo de la vida.

El festivo humorismo de los andaluces, consecuencia del apasionado sentimiento de la alegría de vivir, se produce con dos extremos: “la exaltación de la propia dignidad que conduce a la del semejante, y del sentimiento de la alegría de vivir que repugna el sufrimiento”, que discurre tras ese fondo estoicista propio de la tierra andaluza;[xiii] que es un estoicismo creyente que se ríe. Se puede ver expresado en los cantares, como expresión del sentimiento popular, en los que a pesar de la “nota lúgubre, … se burla de la muerte con su espléndida alegría”. De los dos extremo señalados se extraen dos importantes consecuencias para el alma andaluza: “el primero produce el humanitarismo, el sentimiento de solidaridad ante la desgracia, el segundo es el fundamento de la democracia, madre de la libertad.”[xiv] Resumiendo, la psicología andaluza, para Infante, se manifestaría como “vehemente, repentista, en cuyo fondo está latente el sentimiento apasionado de la alegría de vivir; en suma, perdura en el optimismo que ha llegado hasta nosotros… y que determina… la unidad psicológica, el espíritu distinto y, por tanto, la personalidad, la substantividad independiente del pueblo andaluz”.[xv] A pesar de ello, Infante es consciente de la indolencia fatalista con la que vive el pueblo andaluz; eso sí, alegre y regocijado, pero con una indolencia que es señal inequívoca de la debilitación de genio andaluz.[xvi]

Respecto al ocio andaluz, Infante cita a José Mª Izquierdo en la relación que este autor establece entre el ocio andaluz y el ocio griego, del cual el andaluz sería un recuerdo. Para los griegos sería una manera de librarse de “menesteres serviles y dedicarse de lleno a la vida política, del arte y de la filosofía: de aquél ocio del cual era, y sí se definía, el negocio como una negación –neg-otio?-."[xvii] No obstante, Infante no entra en más precisiones acerca de ello. Por último, Infante también encuentra revelaciones del genio andaluz en el arte, en lo que no tiene de universal y que “es el resultado de la impresión de las particularidades del medio en el temperamento del artista. Y son las particularidades psicológicas que hemos definido, las que flotan en ese algo realista, apasionado, que se nota en las creaciones del arte andaluz”[xviii]. Así, según Infante, habría una pintura andaluza, música andaluza, teatro andaluz y arquitectura andaluza.

Hasta aquí, el análisis de Blas Infante sobre la cultura y el ideal andaluz, que aún en tiempos de indolencia, puede volver a brotar si la acción decidida de sus mejores hombres y mujeres hace que surja en la conciencia de cada individuo el alma andaluza que, de forma intermitente en la historia, ha proporcionado la identidad cultural del pueblo andaluz.

El próximo día expondré unas conclusiones como final.


Francisco del Río Sánchez.
Profesor de Filosofía.



La verdad… op. cit. p. 85
Sin duda, para apreciar todos esos matices teóricos del libertarismo influiría la profunda amistad que mantenía con el anarquista Pedro Vallina. En sus memorias, Vallina se refiere a esa amistad en numerosas ocasiones. Mis Memorias, ed. Libre Pensamiento.
La verdad… o. cit. p. 65.
En los manuscritos inéditos, folio 100, publicado en Fundamentos de Andalucía, 1984  Grupo Editorial Sur p. 230.
La dictadura pedagógica, o.cit. p 46-67 y 145-6.
6  Infante propone unas medidas pedagógicas “que exciten en el individuo el nacimiento de la conciencia de soberanía social: de comunidad económica: de paz humana: de piedad creadora: de unidad, en fin, ante la Humanidad y sus destinos supremos” DP, o. cit. p. 234.
Manuscritos…. O. cit. p. 185-7
La Dictadura Pedagógica,  o. cit. p. 47
Manuscrito inédito, en Fundamentos…. P.109
10 Este tema está ampliamente desarrollado en La Dictadura Pedagógica.
11 La Dictadura…. o. cit. p. 152.
12 Ideal…. o. cit p. 67
13 Ideal …o. cit. p. 32
14 Ideal….o. cit. p. 33
15 Ideal….o cit. p. 39.
16 Ideal….o. cit. p. 68
17 Ideal… o. cit. p. 156
18 Ideal….o. cit. p. 40.

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