La incapacidad de Ortega para una
correcta aprehensión de la fluencia que palpita en el alma andaluza, producto de
la imagen liberal y elitista desde la que derrama sus consideraciones, contrasta
con la imagen libertaria que posee Blas Infante sobre la cultura andaluza.
Decía al principio que el libertarismo, compartiendo con el liberalismo la
defensa de la libertad y autonomía del individuo, no se detuvo en la
abstracción de una sociedad de individuos libres que establecen relaciones
voluntarias entre sí, sino que analizó cómo se producen en la realidad
histórica y concreta esas relaciones sociales y las estructuras que han
generado debilitando y anulando la capacidad subjetiva de los individuos. La
propuesta libertaria no se queda en un reconocimiento formal por el Estado de
esas libertades, sino que trata de que el individuo pueda ejercerlas en la práctica,
superando las relaciones de poder y el Estado que actúa como garante de ellas.
El propio Infante expresa esa preocupación: “ocupémonos de la estructura
política y social de Andalucía, a la cual aspira el liberalismo".[i] Liberalismo que en Infante había evolucionado hacia el individualismo
libertario.[ii]
La evolución de Infante hacia el
libertarismo es la consecuencia de vivir y sentir como andaluz. Porque para él
ese es el individualismo que siente el andaluz. Como se decía anteriormente,
para Infante, Europa es el individuo para la masa, y España no era más que un
instrumento de Europa. Sin embargo, sigue nuestro pensador, Andalucía es el
individuo para la Humanidad, un “individualismo libertario que siente el
comunismo humano, evolutivo, único comunismo indestructivo por ser natural, el
que añoraron todos los taumaturgos; aquel que tiene un alma en la aspiración,
que cada individuo llegue en sí a intensificar, de crear por sí, pero no para
sí, sino para dárselo a los demás.”[iii] Ese individualismo que brota desde el alma andaluza se encontraba ya presente
en la cultura tartésico-andaluza, “un pueblo individualista al que repugnara la
acción absorbente del Estado.”[iv]
En Infante, el individualismo va
estrechamente ligado al concepto radical de libertad que el pensador andaluz
sostiene. Una libertad que es, además de autonomía para poder decidir, poder
decidir igualitariamente con los demás individuos sobre la vida de la
comunidad, sobre las aspiraciones del pueblo. Esa idea de libertad excluye todo
tipo de dictadura, burguesa o proletaria, como también se opone a la
explotación de los trabajadores.[v] En la utopía infantiana es una idea que tiene que surgir como principio moral
desde la conciencia del individuo,[vi] un antídoto de tal fuerza que el bienestar económico no pueda funcionar de
estímulo de las tendencias humanas que provocan situaciones de explotación
económica o exclusión social. El humanismo libertario se despliega entonces en
un comunismo afectivo, aspiración que expresa el ideal andaluz.
Para Infante, precisamente, la
libertad es el estado natural del ser humano; libertad que, sin embargo, fue
requisada al expropiado pueblo andaluz, pero que aún se vive como aspiración.
Piensa Infante que Andalucía puede alcanzar ese estado de libertad e irradiarlo
hacia otras culturas, no para sí, sino por los demás, porque la cultura
andaluza lleva en sí el germen del universal humano, que está en el
genio-fluencia-estilo andaluz que como un río subterráneo reaparece a pesar de
los intentos de asimilación que en la historia de Andalucía se han producido.
La libertad es condición necesaria para el despliegue de las fuerzas que
permiten el progreso para la perfección y felicidad humana: es un ideal que
supera las barreras nacionales porque el ideal andaluz es un ideal universalista,
el de la dignidad de cada ser humano, el de la humanidad. Los estados y las
naciones no son más que un instrumento que, en el caso andaluz, en su
situación, se revelan necesarios para romper el asimilismo de la cultura
europeo-castellana.
El recorrido infantiano, que
empieza por la aspiración individual a la libertad, continúa por la acción consciente para que el pueblo andaluz y su
cultura sean libres, configurando de manera autónoma, libre y solidaria la vida
colectiva, supondrá el impulso para que
Andalucía, su genio o estilo, brille en el conjunto de las naciones como
una cultura profundamente humana y universal. Un universalismo humano que no
debe confundirse con el universalismo político que niega las “distinciones
individuales”, que sería “matar a los individuos”. De la misma manera, las
culturas y los pueblos, que son distintos y complementarios porque su “ley de
vida es la libertad y la convergencia”, tienen
que constituirse en una federación de pueblos, una garantía de “la superioridad
del hombre sobre el Estado, que se hizo, no para someterle, sino para servirle”
y que facilite la convivencia ante los conflictos que se producen por los
diferentes intereses que personifican los Estados. “Y ninguna garantía mejor
que la estructura sobreestatal que el alma inter-cultural está elaborando sobre
el mundo.”[vii] Una aspiración como la que Infante invocaba
respecto a la Liga de los Derechos del Hombre, en el sentido de organismo
supraestatal que obligase a los Estados al cumplimiento de los derechos y
libertades individuales.
En el análisis y proyecto de
Infante, están confluyendo, por un lado, el modelo de sociedad que él propone,
su utopía, que respondería al mayor grado evolutivo que puede esperarse de la
humanidad, que en definitiva es “alcanzar la verdadera felicidad del ser, o lo
que es igual, el progreso de la vida hacia su destino”[viii],
y, por otro, el efluente cultural andaluz que a pesar de las dificultades,
siempre emerge apuntando hacia el fin, hacia la realización del ideal. Para que
el progreso hacia el ideal continúe hasta la convergencia, superando los
obstáculos que puedan impedir el avance de la vida y de la sociedad hacia la
utopía, Infante propone que los mejores, la aristo-democracia, asuman la tarea
pedagógica que forje al individuo
autónomo, “base indeclinable de la creación y de la autonomía de los pueblos”[ix] y genere la conciencia social necesaria para lograr ese fin.[x] Este tránsito tiene que vivirse desde la comunidad local (municipal) hasta la
andaluza, construyendo una sociedad basada en la solidaridad, en la producción
y distribución igualitaria de bienes, o lo que Infante denomina comunismo
económico que, para que sea integral, a su vez, tiene que ser un comunismo
libertario o comunismo afectivo.[xi]
¿En qué consiste esa efluencia andaluza, el genio que, a pesar y también con las influencias ejercidas por otros estilos culturales, reaparece una y otra vez conformando el peculiar estilo andaluz? Blas Infante realiza el análisis de la historia cultural andaluza remontándose hasta la época de la cultura tartesia e, incluso, a la cultura eneolítica, prosigue con la Bética y Al-Ándalus hasta el dominio feudal-castellano. Entonces, el pueblo andaluz, el pueblo descendiente de los moriscos expropiado de sus tierras y desarraigado materialmente de lo que fue su tradicional modo de vida, continúa expresándose en la rebeldía contenida de manifestaciones culturales como su cante y otros rasgos propios del andaluz. Aún así, ya en el siglo XIX, iniciará los primeros movimientos políticos para reclamar libertad. En el Ideal Andaluz y después en la inconclusa obra Fundamentos de Andalucía, Infante describe las constantes que configuran el alma andaluza: “Andalucía es un pueblo amante de la vida.” En el fondo del genio andaluz, Blas Infante descubre el “orgullo de vivir”, ese ser un pueblo amante de la vida, “hermosamente pagano” que es “herencia de griegos y de ancestrales de griegos”, porque “griegos son sus abolengos espirituales”; y, sobre todo, “don permanente de su cielo y de su luz”, el mismo de la “cuna de
Entre las revelaciones positivas
del genio andaluz, Infante también reconoce como tales el típico humorismo
andaluz y la particular forma de entender el ocio. Respecto al tópico que se ha reproducido acerca de la psicología
andaluza, el de un humorismo superficial, Infante aclara que si se descubre el
fondo del humorismo festivo, se comprenderá que es una manifestación del
sentimiento de la alegría de vivir, una de las características del genio
andaluz, de la visión estoicista de la existencia, para la que sería irrisorio
todo aquello que pretendiera oponerse al triunfo de la vida.
El festivo humorismo de los
andaluces, consecuencia del apasionado sentimiento de la alegría de vivir, se
produce con dos extremos: “la exaltación de la propia dignidad que conduce a la
del semejante, y del sentimiento de la alegría de vivir que repugna el
sufrimiento”, que discurre tras ese fondo estoicista propio de la tierra
andaluza;[xiii] que es un estoicismo creyente que se ríe. Se puede ver expresado en los
cantares, como expresión del sentimiento popular, en los que a pesar de la
“nota lúgubre, … se burla de la muerte con su espléndida alegría”. De los dos
extremo señalados se extraen dos importantes consecuencias para el alma
andaluza: “el primero produce el humanitarismo, el sentimiento de solidaridad
ante la desgracia, el segundo es el fundamento de la democracia, madre de la
libertad.”[xiv] Resumiendo, la psicología andaluza, para Infante, se manifestaría como
“vehemente, repentista, en cuyo fondo está latente el sentimiento apasionado de
la alegría de vivir; en suma, perdura en el optimismo que ha llegado hasta
nosotros… y que determina… la unidad psicológica, el espíritu distinto y, por
tanto, la personalidad, la substantividad independiente del pueblo andaluz”.[xv] A pesar de ello, Infante es consciente de la indolencia fatalista con la que
vive el pueblo andaluz; eso sí, alegre y regocijado, pero con una indolencia
que es señal inequívoca de la debilitación de genio andaluz.[xvi]
Respecto al ocio andaluz, Infante cita a José Mª Izquierdo en la relación que este autor establece entre el ocio andaluz y el ocio griego, del cual el andaluz sería un recuerdo. Para los griegos sería una manera de librarse de “menesteres serviles y dedicarse de lleno a la vida política, del arte y de la filosofía: de aquél ocio del cual era, y sí se definía, el negocio como una negación –neg-otio?-."[xvii] No obstante, Infante no entra en más precisiones acerca de ello. Por último, Infante también encuentra revelaciones del genio andaluz en el arte, en lo que no tiene de universal y que “es el resultado de la impresión de las particularidades del medio en el temperamento del artista. Y son las particularidades psicológicas que hemos definido, las que flotan en ese algo realista, apasionado, que se nota en las creaciones del arte andaluz”[xviii]. Así, según Infante, habría una pintura andaluza, música andaluza, teatro andaluz y arquitectura andaluza.
Hasta aquí, el análisis de Blas
Infante sobre la cultura y el ideal andaluz, que aún en tiempos de indolencia,
puede volver a brotar si la acción decidida de sus mejores hombres y mujeres hace
que surja en la conciencia de cada individuo el alma andaluza que, de forma
intermitente en la historia, ha proporcionado la identidad cultural del pueblo
andaluz.
El próximo día expondré unas
conclusiones como final.
Francisco del Río Sánchez.
Profesor de Filosofía.
Profesor de Filosofía.
1 La verdad… op. cit. p. 85
2 Sin duda, para apreciar todos esos matices teóricos del libertarismo influiría
la profunda amistad que mantenía con el anarquista Pedro Vallina. En sus memorias, Vallina se refiere a esa amistad en
numerosas ocasiones. Mis Memorias, ed.
Libre Pensamiento.
3 La verdad… o. cit. p. 65.
4 En los manuscritos inéditos, folio 100, publicado en Fundamentos de Andalucía, 1984
Grupo Editorial Sur p. 230.
5 La dictadura pedagógica, o.cit. p
46-67 y 145-6.
6 Infante propone unas medidas pedagógicas “que exciten en el individuo el
nacimiento de la conciencia de soberanía social: de comunidad económica: de paz
humana: de piedad creadora: de unidad, en fin, ante la Humanidad y sus destinos
supremos” DP, o. cit. p. 234.
7 Manuscritos…. O. cit. p. 185-7
8 La Dictadura Pedagógica, o. cit. p. 47
9 Manuscrito inédito, en Fundamentos…. P.109
10 Este tema está ampliamente desarrollado en La Dictadura Pedagógica.
11 La Dictadura…. o. cit. p. 152.
12 Ideal….
o. cit p. 67
13 Ideal …o. cit. p. 32
14 Ideal….o. cit. p. 33
15 Ideal….o cit. p. 39.
16 Ideal….o. cit. p. 68
17 Ideal… o. cit. p. 156
18 Ideal….o. cit. p. 40.
17 Ideal… o. cit. p. 156
18 Ideal….o. cit. p. 40.
No hay comentarios:
Publicar un comentario